En
la sala de lactario hacia fin de año comenzamos a proponer una serie de
actividades orientadas a la exploración táctil con pan rallado y harina,
elementos que no presentan dificultad si los llevan a la boca como suelen
explorar los bebés…
En
las primeras propuestas se presentó pan rallado, los bebés comenzaron a
manipularlo y a explorarlo, realizando diferentes acciones sobre él. Intentaban
agarrarlo, lo golpeaban, apretaban sus manitos, lo llevaban a la boca…
Explorar
con pan rallado provocó asombro en todos los bebés, esto se vio reflejado en
las expresiones de sus rostros, alegría, risitas, grititos, entusiasmo al
ponerse en contacto con lo ofrecido.
En
actividades subsiguientes se ofreció junto al pan rallado cucharas plásticas y
pequeño potecitos plásticos
Cada
uno resolvió la exploración de distinta manera, algunos cautelosos observaban
las acciones que realizaban sus pares, otro rápidamente comenzaron a accionar
con los utensilios ofrecidos.
Luego
cambiamos el material por harina en otras oportunidades, incorporando pequeños
coladores.
Luego
ofrecimos pan rallado y harina a la vez, comenzaron a manipular, mezclar,
golpear…
Fuimos
observando a través de los días que esparcían la harina y el pan rallado y con
sus deditos comenzaban a dejar huellas.
Esta serie de actividades observamos producía
mucho placer en los bebés, al pasar los días del desarrollo de las mismas, los
bebés iban creando, complejizando, cambiando las manipulaciones…
Creemos
muy importante destacar que en estas propuestas los elementos presentados
estuvieron a disposición de los bebés permitiendo la libre exploración.
La
exploración plástica se inicia a partir del rastro que dejan las huellas cuando
los niños juegan con arena, barro…,en este caso harina y pan rallado. Esto les
permite ir descubriendo la relación entre su movimiento y la marca que deja y a
partir de este descubrimiento comienzan a variar sus movimientos y a
controlarlos.
Los
niños pequeños no le atribuyen significado representativo o simbólico a aquello
que realizan. Es a través de los adultos y en el diálogo que se genera con
ellos, que comenzarán a atribuirle estos significados.
Es
en esta comunicación con el niño que la obra realizada es “leída” por el
adulto, valorizando la expresión lograda.
Este
es un inicio, con el tiempo los niños tendrán una intencionalidad del representar
la realidad, y con estas ricas experiencias serán capaces de hacerlo y de
crear…
hay huellas que quedan en la masa,
hay huellas que
quedan en la témpera…
y hay huellas que quedan
en nuestro corazón.
Gilda Analía Luciardo
DNI 17198449
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