Parecía una locura, pero
luego de años de preparación intensa estaba llegando el día.
Tanta expectativa y ansiedad.
Era el momento de agradecer y recordar todo el apoyo y la ayuda que había
recibido para intentar un nuevo reto.
El domingo 20 de noviembre
2016 estará entrando al mar a las 5:30 hora de Argentina esperando llegar a las
18 hs. No estará solo, habrá 2000 inconscientes más rodeándolo. ¿Inconscientes
dije, acaso?
Todo comenzó de a poco, con
un cambio radical en su estilo de vida. Siempre le había interesado competir y
lograr metas. Proponerse desafíos diferentes y alcanzar sueños.
De a poco su mundo fue un
escritorio, una computadora, una tarea cada día más exigente vinculado a lo
administrativo que lo fueron confinando a un modo de vida cada vez más
sedentario.
Muchos problemas y un alto
nivel de estrés lo venían rodeando. Ocurrieron tres casos de compañeros
fallecidos tempranamente de diferentes motivos, todos vinculados a una
exposición vertiginosa de su ritmo de vida.
Decidió dejar ese trabajo con
el descontento de todos a su alrededor, fue un quiebre en su vida, 45 años y
patear el tablero.
No escucho a nadie, ningún
consejo, ninguna opinión. ¿Solo escucho a su corazón? O a su razón… no lo tengo
claro.
Comenzó de a poco
entrenando en natación y un poco de runner, cada día avanzar un poco más fue
entusiasmándolo e incursionó paso a paso en el triatlón.
Cuando ya necesitaba más
entrenamiento se inscribió en un curso de Guardavidas, era justo lo que
buscaba, exigencia, adrenalina, metas difíciles y la especialización en
diferentes áreas bien específicas correr, nadar, bicicleta, cuidado del cuerpo
alimentación siempre con supervisión médica
Dos años de
curso, experiencias increíbles y una carta que publica en Facebook, que me
emociona terriblemente.
En esa carta
empiezo a entender, a comprender lo que significaba, lo que estaba viviendo por
esos días en los cuales no había demasiado tiempo para charlar.
“Ya habían pasado dos años desde ese último día del año, 15 de febrero
del 2014, Mar de Ajo, desde hace 47 años vengo festejando que los 31 de
diciembre son los últimos días del año, pero este es distinto, este termina
hoy.
Un año que nunca
olvidaré, un día que nunca olvidaré. Todo parecía estar
predestinado, el día anterior había sido el más emocionante de mi
vida. Aún tengo la voz ronca de tanto gritar ayer, era el día del
guardavida en Mar de Ajo, conmemorando a uno de ellos que dejo la vida en el
mar.
Eran las 22 hs,
unos 100 guardavidas esperando entrar al mar a dejarle una ofrenda, iluminados
con antorchas luchamos para llegar, allá, lejos, al fondo, con una mano
sosteniendo la antorcha y con la otra braceando para cruzar todas las olas que
nos enfrentaran.
¡Al principio todo era
silencio, iluminados esperamos dejar la ofrenda y la orden de pitar con nuestro
silbato durante 30 segundos, que emoción!!! Al regresar todo Mar de Ajo se
había hecho presente para mirar el espectáculo, nos veían salir asombrados de
esa locura, luchar contra el frío, nadar en la oscuridad, llevando una antorcha
y allí bien lejos. Había canales de TV y radio retratando cada escena, miles de
aplausos.
Yo salí con mi antorcha y el
pecho hinchado de emoción, la deje en la hoguera y grité, salté y me emocioné.
Agradecí por vivir un momento que un año atrás si me lo contaban yo hubiera
dicho que era una locura. Esa noche fue festejos y dormir poco, el día
siguiente era nuestro último día del curso de guardavidas de Saladillo. El
último día del año. De
casualidad, o quizás no, me tocó hacer mi última guardia en la misma playa en
donde la noche anterior se había realizado la ceremonia y eso que había muchas
para elegir Pronóstico feo marcaba por internet, ahí hubo sol todo el día, pero
con el mar muy embravecido.
En toda la semana de guardias
me había tocado participar en 2 rescates, ambos ahí, donde la gente deja de
hacer pie, y de un momento a otro de la alegría pasan a la angustia, ven a la
muerte de cerca, se desesperan, y ahí entramos en acción, carrera por la arena,
llegar a la víctima y traerla.
En ambos casos otros guardavidas se me anticiparon y pudieron resolver la
situación, igual es obligación ir a asistir por si se complica el rescate, pero
no puedo negar que por lo bajo me decía, tenes 47, te van a pasar, igual, di
todo lo que tenía, estaba satisfecho conmigo.
Eran las 15 hs. del 15 de
febrero, me quedan 3 horas de guardia para finalizar una de las etapas más
lindas y emocionantes de mi vida, yo al lado del mangrullo y del guardavidas
oficial de la playa, detrás 3 guardavidas que habían pasado a saludar, justo
pasa el avión de publicidad realizando piruetas en el aire, distracción, el
piloto es amigo de ellos y les deja una pirueta de saludo. Yo seguía mirando a
los bañistas, había muchos, todos en el lugar de siempre justo antes que dejen
de hacer pie, a lo lejos un surfista, de repente una ola eleva a 2 chicos,
lejísimo, aviso al guardavidas, no los podía ver, había olas gigantes, de
pronto los ve y da la orden de salida, el mar se los había tragado...
Salgo corriendo
como en los rescates anteriores pero comprendo en ese instante que este no
sería igual, no podía ir a fondo, este era muy lejos, había que llegar y había
que volver…Me meto corriendo
hasta que la altura del agua obliga a nadar, una brazada, otra, no sé cuántas,
paso la primer rompiente y sigo, sigo, llego a la segunda rompiente y la paso,
sigo nadando, pienso que ya debería poder verlos, levanto la cabeza y no se
veía nada, sigo braceando una tras otra, interminable, miro y nada, en ese
instante pienso que el mar me había derivado y me llevaba lejos de las
víctimas, habían pasado varios minutos y no veía a nadie, un error que los
guardavidas veteranos no cometen, me decido a mirar para atrás para ver hacia
donde se dirigían ellos y poder corregir la trayectoria, pero para mi sorpresa
allí estaban, 9 guardavidas siguiéndome, significaba que yo era la guía, las
victimas aún no se veían, las olas no lo dejaban.
Seguí nadando y de pronto a
30 mts la marea levanta a los 3 chicos, los 2 bañistas y el surfista, todos
agarrados de la tabla. Llegué primero de todos, no podía creerlo, se me
vinieron mil cosas a la cabeza, los sostuve de la soga de la tabla y empecé a
remolcar a los 3 para la costa.
En eso comienzan
a llegar el resto de los guardavidas, y se divide en 2 el rescate uno con cada
víctima, el surfista se fue en su tabla.
Con cada minuto que pasaba,
más eran mis energías, evidentemente la adrenalina me mantenía, no podía creer
lo que sucedía, yo remolcaba con un grupo a una de las víctimas con toda mi
fuerza, miro a lo lejos y allí estaba mi compañero Maxi remolcando a la otra
víctima, nos cruzamos las miradas y me levanta su brazo en señal de victoria,
comprendimos que algo distinto estaba sucediendo, que éramos participes de algo
diferente. Luego de mucho esfuerzo se logra sacar a una de las víctimas, el
otro grupo aun no podía acercarse, gritan por ayuda y yo salí nuevamente hacia
adentro, me uní a Maxi que como un león le metía brazadas una tras otra, miles
creo yo que fueron.
Al llegar a la
playa unos 400 turistas se habían acercado a mirar, que al salir nos dieron un
cerrado aplauso agradeciendo el rescate, que nunca olvidare, que emoción. Esa
noche los guardavidas veteranos nos invitaron a comer un asado, había que
festejar, según ellos fue el rescate más largo y difícil de los últimos 5 años
hayan tenido.
Aun me pregunto
si fue casualidad que el último día del año haya estado ahí, ver el rescate y
llegar primero, me sentí fuerte y que podía lograr lo que soñaba. Por esas cosas
del destino el último día del año lo logre. Gracias sobre todo a los
profes y compañeros del curso de Guardavidas 2013.”
Esta experiencia
tan al límite, tan motivadora, tan emocionante no fue una culminación fue otro
comienzo más, otro principio.
De ahí en más el objetivo fue
decididamente enfocarse al triatlón con un entrenamiento exhaustivo en
natación, bicicleta y carrera.
Pequeñas
competencias en rio, lagunas, carreras en algunas rutas o serranías, fueron
llevando a una
idea repetida,
cada vez más repetida, correr un Ironman.
¿Qué es un
Ironman?
Ironman es una
prueba de excelencia, decisión, pasión y compromiso. Una competencia de
resistencia física y mental. Ironman es perseverancia, fortaleza y formar parte
de algo más grande que uno mismo. Un anhelo de excelencia y de llegar a ser un
finisher.
Es la competencia más exigente del
triaton. Consta de 3,86 km de natación, 180 km de ciclismo y 42,2 km de trote.
Pudiendo durar un máximo de 17 hs, con un tiempo promedio de 12 horas.
Los triatletas que compiten en
esta distancia deben entrenar duramente meses o años para esta competencia,
cubriendo grandes distancias de natación, ciclismo y maratón como
entrenamiento. El Campeonato del Mundo se lleva a cabo en Hawai todos los años,
y es la competencia más difícil del mundo.
Habiendo participado el año pasado
del Ironman Cozumel, con la emoción de haberlo podido completar en 12 horas,
después de haber vivido la experiencia más extrema de su vida, la emoción y la
repercusión a su alrededor de lo acontecido, hoy él y 2000 atletas más se
mentalizan para competir en Ironman Fortaleza Brasil el 20 de noviembre de
2016.
El domingo 23 de octubre a los 54 años corrí mi primer 4K y les
puedo asegurar que llegando a la meta no me faltaron ganas de hacer el clavado
que hizo en Río Shaunae Miller la ganadora del oro olímpico en 400 mts. Por qué
sera?
T.
Bettina Moyano
Prof.
Nac de Educac.Física