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sábado, 12 de octubre de 2013
LA TRASGRECIÓN DESDE EL JARDÍN DE INFANTES. Prof.: Carolina Nobre
La trasgresión desde el jardín de infantes
La niñez se reconoce
como un período de vulnerabilidad
y plasticidad en el desarrollo progresivo hacia la personalidad adulta. Si bien
los trastornos que afectan la niñez y la adolescencia difieren de los trastornos
propios de la edad adulta, muchos de estos pueden identificarse retrospectivamente en alteraciones iniciadas en la infancia y su
abordaje requiere integrar aspectos neurobiológicos, psicológicos, familiares y
sociales. Por esto desde la promoción de la salud importa identificar precozmente y tratar
adecuadamente conductas inapropiadas. Con frecuencia en la escuela se
observan niños con comportamientos negativos: se expresan
agresivamente, hacen escenas de caprichos, rabietas, desobediencia, desafían al
adulto y la norma imposibilitando incluso el
desarrollo de la clase. Cuando
estas conductas son frecuentes, prolongadas en el tiempo y difíciles de
manejar, no obedecen a una situación emocional transitoria sino a un trastorno permanente
conducta. Este se caracteriza por
acciones antisociales que violan los
derechos de los demás y las normas sociales apropiadas para cada grupo etario,
arriesgando a veces la propia integridad
física y la del entorno. Los
comportamientos antisociales en el jardín pueden incluir la irresponsabilidad (jugar
en lugares peligrosos, arrojar objetos contundentes tales como bloques de
madera, sillas, pelotas a los vidrios), el comportamiento transgresor (escaparse
de la sala, hacer lo contrario a lo
pedido, contestar de mal modo, mentir), la violación de los derechos de
los demás (robar, destruir intencionalmente los trabajos de otros), la agresión
física (golpear a pares/docentes deliberadamente o frente a una frustración,
manifestar crueldad con los animales).Estos comportamientos a veces son
concomitantes; sin embargo, puede suceder que se presente uno o varios de ellos
sin los demás. Las causales de un trastorno son multifactoriales. Exámenes
neuropsicológicos demuestran que quienes sufren trastornos parecen tener afectado el lóbulo frontal del
cerebro, lo cual interfiere con su capacidad para planificar, evitar los
riesgos y aprender de sus experiencias negativas. Se considera que el
temperamento tiene una base genética y aquellos con “carácter difícil"
tienen mayor probabilidad de desarrollar trastornos así como los quienes
provienen de hogares carenciados, disfuncionales o desorganizados. Por otro
lado, los problemas sociales y el rechazo de los pares contribuyen a la
delincuencia. Existe también relación entre el bajo nivel socioeconómico y los
trastornos de la conducta. Todos estos factores influyen en la interacción de
quien lo presenta con los otros. No obstante, la falta de límites paternos visualizadas tanto en hogares disfuncionales o
funcionales, carenciados y no carenciados, organizados o desorganizados como en alumnos sin patología neurológica o
psicológica es una de las variables
detectadas frecuentemente por los docentes. Si bien la falta de límites podría
resultar fácil de revertir en
comparación a un trastorno neuropsicológico en ocasiones se dificulta puesto que tratar este tema implica enfrentarse con la familia.
Los límites son fundamentales. Está científicamente comprobado que desde
el nacimiento hasta los tres años se forma la personalidad del niño
y, entre otras cosas, se sientan las bases del aprendizaje de los límites.
Durante los primeros meses se adquieren rutinas en función de la comida, el
sueño o el baño. Siendo estas las primeras normas que conoce el bebé, y
también las que le brindan seguridad y protección. Antes de cumplir un año diferenciará un no
rotundo de un sí claro, por lo tanto dos simples monosílabos pueden comenzar a guiarlo.
A partir del año empezará a medir con
sus conductas hasta qué punto sus padres son o no firmes con las reglas. Es
decir si se mantiene firme ante la
prohibición o relativiza el valor de la
norma al sonreír ante la travesura. Es importante transmitir que ciertos tipos de comportamiento son
del todo inaceptables, aunque el niño no entienda por qué. En esta categoría se encuadran las conductas que hacen
daño a otras personas (pegar, morder, dar puñetazos o empujar) y las
que ponen en peligro su propia integridad (meter los dedos en el enchufe o
soltar la mano para cruzar la calle). En algunos casos la familia es permisiva porque desconoce la
importancia de los límites para el
bienestar del hijo o porque ignora pautas
básicas de crianza. En otros, conocedora del valor de la norma, conciente para
balancear cierta culpabilidad en relación
al escaso tiempo dedicado al hijo. En ambos casos como docentes
es imprescindible actuar, incluso cuando esto implique “enfrentar la dinámica
interna de la familia”. Dentro del aula es elemental mantenerse firme e inflexible ante conductas agresivas o antisociales y encauzarlas
mediante técnicas de modificación de conducta empleando por ejemplo sistemas de
puntos, menciones como “el destacado del
día”, elección del secretario, asignación de tareas especiales y propiciando
acciones reparadoras frente a conductas
inapropiadas. Fuera del aula como agentes multiplicadores promoviendo acciones
conjuntas con el efector de salud tendientes a brindar las herramientas que los padres adolecen para llevar a cabo una
buena crianza.(charlas, congresos, audiovisuales). Es fundamental que los
adultos comprendan que los límites son una demostración de amor, un material
imprescindible de enseñanza-aprendizaje en la relación padres-hijos que requiere tiempo, constancia, claridad y serenidad.
Carolina Nobre
Maestra de Sección
Titular. Escuela 1 D.E: 7 J.I.N “A”
Que sepa abrir la puerta para ir a jugar... Prof.: Silvina Iacovino
Que sepa abrir la puerta para ir a jugar...
Desde la más temprana infancia el juego es para los niños una actividad que inician y sostienen con absoluta naturalidad. Un niño puede jugar en cualquier lugar; en cualquier momento; con cualquier juguete: desde los más costosos y sofisticados hasta la tapita de una botella o simplemente con los objetos que crea su imaginacion; con cualquier compañía: mamá, otro niño, el gato de la casa o en soledad.
Considerando el aspecto psicológico, el juego es indispensable para el desarrollo sano de la persona. Según Freud, el niño juega para revivir situaciones placenteras y para elaborar las dolorosas o traumáticas acompañando todas las etapas de su desarrollo. Durante el primer año de vida los intereses se centran en la zona oral: explorar con la boca. La exploración se desplaza luego a su propio cuerpo y el de los otros. Al surgir la necesidad de moverse y desplazarse por el espacio, ejercitar la fuerza y manipular objetos, los juegos tienen como eje éste nuevo aprendizaje. Con el crecimiento surgen nuevos intereses, nuevas necesidades, nuevas situaciones que implican cambios y los juegos se van modificando demostrando relaciones con los procesos de maduración.
En el marco de su enfoque constructivista, Vigotsky sostuvo que el juego impulsa del desarrollo mental del niño, facilitando el desarrollo de las funciones superiores del entendimiento, construyendo su aprendizaje y su realidad social y cultural.
Para Piaget, el juego se relaciona con el desarrollo cognoscitivo y la evolución del pensamiento. Lo clasifica en tres etapas: la sensoriomotriz (dominio de la acción), la simbólica (pre lógica, pre operatoria) y la del juego reglado (socialización, códigos transmitidos y convenidos con los pares).
En el aspecto afectivo-emocional el juego le permite al niño establecer vínculos, disfrutar, divertirse, expresarse libremente, fantasear,conectarse con el mundo, investigar, descubrir, crear, comunicarse, interactuar, integrarse.
Al ingresar al Nivel Inicial de la escolaridad el juego sigue teniendo un rol central en la actividad diaria del aula.
Sin embargo, en la escuela primaria, el juego va perdiendo protagonismo y, sorprendentemente, son muchos los docentes que, aún hoy, no lo dejan entrar en sus aulas, lo consideran una perdida de tiempo... No reconocen el valor del juego en la enseñanza.
El juego en la educación permite al niño buscar soluciones a las diferentes situaciones o problemas que se le plantean de un modo placentero al mismo tiempo que aprende a prestar atención, a memorizar, a razonar. Su pensamiento se va desarrollando hasta lograr ser conceptual, lógico y abstracto.
El juego también desarrolla capacidades motoras y sensoriales.
El lo social, el juego de roles e imitación le permite al niño identificarse con los distintos papeles de los adultos y aprender actitudes, comportamientos y hábitos sociales.
En el ámbito del lenguaje, éste se desarrolla y perfecciona al relacionarse con otros niños mediante el juego.
El juego atrae y motiva al alumno. Es un recurso valiosísimo para el docente quien puede convertirse en un jugador más pero debe ser quien dirija, quien tenga el control y quien pueda dirimir con firmeza y seguridad posibles divergencias o situaciones de conflicto.
En el campo específico de las Lenguas Extranjeras, jugar le permite al alumno ser interlocutor activo en intercambios comunicativos. Si bien no lo será en situaciones reales, el uso de la lengua "para jugar" tendrá un objetivo extralinguístico palpable y muy motivador, un propósito concreto: ganar. Este objetivo puede lograrse competitivamente o en cooperación pero siempre con un marco de reglas claras, establecidas con precisión y firmeza antes de empezar a jugar, conocidas y aceptadas por todos. Los juegos cooperativos son aquellos en que un grupo busca lograr un objetivo compartido, ninguno puede tener éxito si no lo tienen todos, deben coordinar esfuerzos, comunicarse eficazmente, distribuir tareas. Será el docente quien, conociendo a cada uno de sus grupos de alumnos, determine si son más convenientes los juegos cooperativos que los competitivos o si puede utilizar ambos sin mayores problemas.
En la enseñanaza de un idioma, los juegos pueden ser "controlados", cuyo objetivo es utilizar la lengua con corrección, o juegos de comunicación, cuyo objetivo es transmitir un mensaje y que sea comprendido. En este último caso la fluidez y el éxito efectivo de la comunicación se priorizan; el alumno tiene libertad en cuanto a estructuras y vocabulario a utilizar, puede crear y elaborar sus mensajes con todos los recursos linguísticos de que dispone. Esto no significa que los juegos comunicativos sean "mejores" que los controlados. Ambos pueden utilizarse en el momento adecuado. No olvidemos que la corrección en la producción es importante y debe trabajarse para que nuestro discurso sea inteligible.
El juego en la clase se lenguas extranjeras permite crear un clima distendido y de diversión, multiplicar la participación y el tiempo de producción de cada alumno si se juega en pequeños grupos comunicándose entre pares, uitlizar la lengua en forma espontánea, mejorar las relaciones grupales y con el docente.
El docente puede utilizarlos en todos los momentos de la clase según sea su finalidad: presentar un tema; trabajar correccion o precision; producir libremente; evaluar; promover reflexion linguística, metalinguística o intercultural.
En tanto, el alumno puede hacer uso de la lengua en intercambios comunicativos naturales; autoevaluar su uso del idioma, ganar confianza en sus posibilidades de ser interlocutor en lengua extranjera y lograr una comunicación efectiva; reflexionar sobre la lengua y sus procesos de aprendizaje.
Pero todas las ventajas que el uso de los juegos pueden aportar sólo serán aprovechadas productivamente si contamos con un docente que considere al juego como una actividad educativamente valiosa y seria, que respete las reglas que el mismo impone, que lo prepare previamente con dedicación y cuidado, que se involucre y disfrute, que pueda crear climas apropiados, que habilite espacios para la comunicación y la expresión libre ... que sepa abrir la puerta para ir a jugar...
Silvina Iacovino
Bibliografia de consulta:
Aberastury, Arminda. "El niño y sus juegos". Paidós Educador.
Revista Einnova, 2013.
Fernández Salazar, Diana. "Evolución del juego en el niño desde la teoría piagetiana".
Educ.ar. El portal educativo del Estado Argentino. "El juego y la importancia de su relación con la afectividad y el aprendizaje de los niños".
Diseño Curricular de Lenguas Extranjeras. GCBA.
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