domingo, 25 de noviembre de 2012

ALGUNAS REFLEXIONES ACERCA DE LA EVALUACIÓN EDUCATIVA: Prof. Halfon Licia Margarita


Desde hace más de un año, la cuestión educativa en la ciudad, ha estado atravesada por la temática de la evaluación,resultando de esta circunstancia, un notable incremento de la conflictividad que habitualmente caracteriza a la relación del colectivo docente con los funcionarios a cargo degestionar las políticas educativas. 
Sin embargo la evaluación, en si misma, no es un elemento ajeno al mundo educativo, como no lo es tampoco, a ninguno de los ámbitos laborales, académicos, culturales, etc.   Sin duda toda actividad humana está, voluntaria o involuntariamente, inmersa en procesos evaluativos de diversa índole. 

Históricamente, hacia fines del ciclo lectivo, los docentes hemos sido evaluados por nuestras conducciones, siendo estas, a su vez evaluadas por los correspondientes  equipos de supervisión, y así sucesivamente, hasta llegar a la cumbre del sistema, extremadamente piramidal y jerárquico.  Estas evaluaciones de gestión nunca han despertado tan enconadas críticas y están naturalizadas tal que, aun cuando en diversas ocasiones han cambiado su formato, nunca se intento impedir su tramitación. 

Cabe preguntarse que es lo que irrita tanto a los docentes de estas nuevas iniciativas.

Ejes para empezar a pensar en evaluación docente

Si la evaluación que se realiza sistemáticamente cada año, en conjunto con la conducción de cada escuela, no ofusca a los docentes, podría ser por su condición de tradicional, rutinaria y hasta mecanizada (lamentablemente esto último).  Pero también porque directores y vicedirectores son compañeros de ruta del docente, navegantes del mismo barco, con mayor responsabilidad eso si, pero compañeros al fin. 

Qué el Ministerio de Educación se preocupe por evaluar el funcionamiento del sistema educativo es lo esperable.  Más aun, es deseable y hasta imprescindible.   Sin embargo seria interesante averiguar en que consiste evaluar el funcionamiento del sistema,  ¿Es evaluar el desempeño, la formación y eficiencia de cada docente individualmente?  ¿Todos esos datos, extraídos de su contexto, son significativos y relevantes para inferir los agujeros o déficits del sistema?  ¿Es la labor docente, la única variable que determina el éxito o fracaso del proceso educativo?  ¿Es acaso la acción del docente como individuo, la que determina inequívocamente, que cada niña o niño adquiera los aprendizajes correspondientes? 

Estas iniciativas evaluativas, así pensadas e instrumentadas, corren el riesgo de partir de la simplificación de una realidad que se caracteriza por su enorme complejidad, por la gran cantidad de actores sociales intervinientes y por la particularidad de cada contexto.   Intentar establecer una tipificación de cada docente, como único elemento determinante de la calidad educativa, puede conducir  a elaborar instrumentos con grandes limitaciones, carentes de profundidad en el análisis de la realidad escolar.

Sin embargo esta cosmovisión del mundo educativo no es, en modo alguno, novedosa ni original.  Tiene su origen allá por los años noventa, en los que unilateralmente el gobierno nacionalimplementó en nuestro paìs una de las reformas educativas más resistidas por la sociedad en su conjunto.

La escuela eficiente de las épocas de reformas

Los años 90 traen la idea de “progreso” que en el ámbito educativo estaba relacionado directamente con las reformas.  El espíritu de las mismas fue la eficiencia y la calidad.   Otra escuela,  La antítesis de la “escuela  formadora de ciudadanos”. La escuela de los 90 es la escuela eficaz, que se evalúa en términos de productividad, la que sale a la cancha a competir, a ofrecer “mejor servicio”, cuya filosofía es la  privatista, su lógica empresarial, donde las leyes que rigen las relaciones sociales son las de la oferta y la demanda.  En este nuevo paradigma ya no es el Estado el creador del discurso oficial, sino el mercado.

Estos procesos deben pensarse inscriptos dentro de cambios mayores, instrumentados prolijamente en esa década, y que han ido fragmentando la sociedad, produciendo la transición de la regulación estatal del lazo social, a la regulación mercantil. De la escuela “templo del saber” a la que “escuela eficiente”. 

El paradigmade la calidad educativa parte del supuesto según el cual, el éxito del proceso depende de la capacitación continua y actualización de cada docente, de su talento personal y capacidad de gestión.  Todo empieza y termina en el docente.Deja afuera la realidad escolar, el día a día en el cual se lleva adelante la práctica. 

Repensando la evaluación del sistema aquí y ahora

Estas reflexiones sobre los procesos de los últimos años, de ningún modo son un alegato contra las iniciativas de evaluación del sistema educativo, sino más bien un intento de señalar la necesidad de entender la realidad escolar como un complejo entramado de variables, fundamentales todas ellas, en el resultado de la experiencia escolar.

La propuesta superadora para empezar a construir puntos de encuentro, gobierno y comunidad educativa, es reformular  la evaluación del sistema, asumiendo esta responsabilidad entre todos, y habilitándola como camino a pensar la escuela real, con sus problemáticas particulares, entendiendo que no es el docente el punto de inflexión entre el éxito y el fracaso del proceso, sino la comunidad escolar en su conjunto.  Los chicos y las chicas existen y tienen mucho que ver en la experiencia educativa.  Cualquier evaluación centrada exclusivamente en el docente estará pensando solo una parte del asunto.
 
                Prof. Licia Margarita Halfon


BIBLIOGRAFÍA

-PITMAN, Laura: “De la formación a la capacitación.  Nuevas formas de modulación de la subjetividad docente”  Clase nº 8.  Gestión Educativa.  FLACSO.  Buenos Aires.  (2007)

-Documento final de la Jornada Institucional “La construcción del conocimiento sobre capacitación”.  CePA.  Buenos Aires.  (2007)

-Informe “La política de capacitación docente en la Argentina. La Red Federal de Formación Docente Continua (1994-1999)”.  Lic.  Juan Carlos Serra.  Unidad de Investigaciones Educativas.  Ministerio de Educación.  Presidencia de la nación.